30 abril, 2009

El teatro circular

Misteriosa Bahia Blanca XIII

Nadie lo vio entrar al palco. Cuando llegó la puerta estaba abierta, las cuatro sillas vacías. Había polvo en la alfombra y poca gente en la función que ya había empezado. La música recorría las paredes del Municipal, él jugaba a sacar las manos fuera, pensando que podía cortar las ondas sonoras, como se corta el viento.


Le gustaba el jazz y Borges le parecía demasiado, aunque disfrutaba de algunos de sus cuentos. Le gustaba el jazz, pero al segundo tema se durmió con la cara contra felpa roja y soñó que estaba en rave. Entre flashes reconoció a Borges y Bioy, que apartados a un costado miraban con desdén; se acercó a ellos. Borges lo miró como aliviado:

- ¿Cómo hace para soñarnos entre tanto ruido si usted también está siendo soñado en el silencio de algún otro teatro?- le preguntó Borges tembloroso e inmediatamente lo hizo despertar.

Estaba solo y a oscuras. El teatro vacío le daba miedo. Sentía que cualquier mínimo sonido podía darle vida. La función había terminado. Salió del palco sin ver, hizo dos pasos y se chocó una silla. Se refregó los ojos. Estaba en otro palco, un piso más abajo, un poco a la izquierda.

Entre maravillado y aterrado pasó horas pasando de palco en palco. Cruzaba la puerta y tras una breve oscuridad estaba del otro lado, más arriba, más abajo, o en el mismo lugar.


Continúa
(Foto de Jimmy Chaban)
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25 abril, 2009

Ocho mujeres y un hombre diabólico

A diferencia de otras películas de Quentin Tarantino, me costó ver Death Proof (A prueba de muerte). Pasó por el cine sin pena ni gloria (ni sé si se estrenó en Bahía) y en el quiosco donde compro películas copiadas nunca la trajeron. Se las pedí dos o tres veces y nada. Como pasa con las verdaderas películas Clase B: bajo presupuesto, mala distribución, malas críticas.

A prueba de muerte es eso. Un homenaje a las películas de autos y mujeres de los ‘60 y ‘70. Cuenta la historia de un doble de riesgo que se excita acosando y matando a mujeres con su auto. Y nada más. Tiene un gran trabajo de fotografía para que la imagen parezca gastada, por momentos sobre expuesta y con ralladuras en la cinta. Y también se nota un cuidado trabajo de edición que abunda en cortes abruptos y errores de montaje.


Es interesante ver una película donde los dobles son protagonistas. Los que nunca aparecen en los títulos, relegan a estrellas de cine de poca monta a un papel secundario.


Generalmente, Tarantino en sus films hace guiños a películas de bajo presupuesto, en Death Proof el mecanismo pop funciona a la inversa: en esta película Clase B, una de las chicas tiene el ringtone del silbido de Elle Driver en Kill Bill y el auto de Mike es el mismo modelo que el de Vince Vega (John Travolta) en Pulp Fiction.


Si dividimos la película en proporciones, un 90% son diálogos entre mujeres al estilo de la primera secuencia de Perros de la calle y el otro 10% son persecuciones en auto y asesinatos. Sin contar, claro, el baile que se gana el doble Mike por humillar a la morocha, antes de matarla, cuando le dice:


“No hay nada más bello

que mirar el ego herido de un ángel hermoso”

23 abril, 2009

Guillermo Martínez y las tetas

Ayer apareció la noticia de que el cuento de Guillermo Martínez "Infierno grande" fue publicado por la revista New Yorker. No sé si eso delata algún mérito literario, pero el dato de color es que el único argentino que había accedido a las páginas de esa publicación había sido Borges.

Llamado por la curiosidad me bajé el libro de Internet. Me quedé con la obsesión del autor bahiense por las tetas. En casi todos los cuentos que leí, el tamaño y la forma de llevaralas por la vida son las características que definen a las mujeres. Me acordé que el año pasado Cicco había publicado un artículo en Hipercrítico donde ponía el ojo en cómo en sus distintas novelas Martínez fue incrementando su minuciosidad en la descripción de las tetas. Cito:

Martínez es un escritor que no se va por las ramas. Si una mujer es tetona, escribe "tenía sobre todo unas tetas impresionantes”.
[...]
Han pasado 14 años desde sus primeros cuentos, y Martínez aún no acierta en describir a una mujer con buenas tetas. Antes le llevaba seis palabras delinearlas, en “Crímenes imperceptibles” necesita 45. Se está poniendo viejo. Véalo usted mismo: “El vestido que llevaba, largo y holgado, con cuello redondo, como el de una campesina, no dejaba decir demasiado sobre su cuerpo, salvo que era delgada, aunque mirando con más atención quedaba algún margen para suponer que esta delgadez no era, por suerte, totalmente uniforme”.
[...]
En "La muerte lenta de Luciana B.": “…corroboré, con algo de desaliento, lo que había intuido en la primera ojeada: la blusa caía recta sobre un pecho liso, liso por completo, como una tábula rasa”.

Y agrego un bonus track del cuento en cuestión, "Infierno grande":

"Fuera como fuese, yo nunca había conocido hasta entonces una mujer como aquélla. Tal vez era simplemente que no usaba corpiño y que hasta en invierno podía uno darse cuenta de que no llevaba nada debajo del pulóver."


Descargar el libro

22 abril, 2009

Otra vez sopa!

Cuando iba a quinto grado mi mamá me mandó a dibujo artístico. Me hicieron copiar unas frutas de plástico que había arriba de la mesa y no volví más. Entonces hizo el intento con dibujo humorístico, lo daba una mujer, que parecía buena, me acuerdo que se llamaba Claudia Re, y ahí me quedé dos años. Ahí conocí a un chico que dibujaba muy bien y unos años después se haría llamar Jimmy Chaban. También conocí a Mafalda y aprendí a andar solo en colectivo.

Claudia sorteba todos los meses un librito de Mafalda. Había que hacer un dibujo bajo una consigna y participabas. Durante el primer año no me gané nada y para mi cumpleaños me regalaron Mafalda 5, el de tapa azul, cuando nace Guille. Lo empecé y lo terminé ese mismo día. En poco tiempo me compré el resto, sólo me faltaba el 1, el de tapa rosa, y me lo gané en el concurso.

El último domingo, Quino no publicó su dibujo en la revista Viva (hace un tiempo que re
editan trabajos viejos), sino que presentó una carta manuscrita en la que anuncia su retiro -aunque no definitivo- después de 50 años de producción.

"Me pareció acertado luego de más de 50 años de publicar ininterrumpidamente mi obra en diarios, revistas y libros, tomarme un tiempo hasta encontrar algún modo de renovar el enfoque de mis ideas o al menos nuevas formas en mi línea gráfica"

[En la feria del libro de la escuela Victoria Ocampo]

17 abril, 2009

Escatológicamente hablando

La escatología tiene dos definiciones: una fisiológica que se refiere al estudio de los excrementos y una filosófica/religiosa que se refiere a la vida después de la muerte (del griego ésjatos, ‘último’). Leer sobre la muerte, sentado en el inodoro, sería una buena forma de indagar escatológicamente un texto.


Leer en el baño siempre me pareció detestable. No tiene sentido ocultar la naturaleza humana detrás del diario de ayer, la canilla prendida y el desodorante de ambiente. Pero hay otras razones para llevar un libro al baño. Cuando lo único que hacés en todo el día es leer y leer y aún así te falta tiempo para leer, esos minutos que pasás sentado contando los azulejos, valen oro.

Campo Santo* de W. G. Sebald me llevó unos meses, porque las lecturas en el baño son breves, pero no por eso menos intensas. Y ya que hablamos de temas escatológicos, vamos a referirnos a la vida después de la muerte, o mejor, a la muerte como garantía de propiedad sobre la tierra.


Sebald emprende otro de sus viajes a pie para conocer los recovecos de la historia, los pequeños relatos que quedan opacados detrás de la épica de la Historia. En Córcega (Francia) lo esperan las huellas de Napoleón, pero también el pequeño cementerio municipal de Piana, donde no hay muertos de más de 70 años.


El cementerio es complejo. No sólo da cuenta del entramado de las diferencias sociales, reflejado en la distribución y calidad de las tumbas. Ni tampoco se queda en la relación naturaleza-muerte: las ofrendas de flores artificiales y eternas, frente a la maleza –más eterna aún- que quiebra el cemento. Sebald encuentra en el Campo Santo parte de la historia económica y social de Piana.


El cementerio fue fundado a mediados del siglo XIX, sin embargo recién lo empezaron a usar comenzado el siglo XX. Los muertos eran los contratos de propiedad sobre la tierra familiar. Enterrarlos en las casas era la renovación automática del contrato. Ningún terrateniente pensaba en mandar al exilio a su herencia. Los que no tenían tierra -pastores, jornaleros, campesinos, indigentes- se los metía en un saco cocido y se los enterraba en cualquier lado. Obviamente fueron los primeros en usar el cementerio.


“Era, como pude ver cuando franqueé la puerta de hierro que chirriaba en sus bisagras, un lugar bastante abandonado, del tipo no raro en Francia en que se tiene la impresión de que no se trata de una antesala de la vida eterna sino de una zona administrada por el municipio, destinada a los desechos seglares de la sociedad humana”


Tiro la cadena. El viaje sigue. Próxima parada, Los Alpes…


*Fue publicado en 2007 después de la muerte de Sebald. Incluye la novela inconclusa Campo Santo y una serie de ensayos literarios e históricos.

13 abril, 2009

El bahiense errante

Misteriosa Bahía Blanca XII



Llevaba una boina marrón y una campera de cuero. Eran las seis de la tarde cuando me acerqué, lo miré como pidiendo permiso y me paré a su lado, sin pronunciar palabra. El tampoco hablaba.


Al otro día volví. Estaba sentado en el mismo lugar. Otra vez lo acompañé. Pasó una hora, se nubló. Va a llover, dije. Sonrió, pero no contestó. Sacó las manos de los bolsillos y se acomodó la boina. Las volvió a guardar. Eran las manos de un trabajador, pero no eran manos viejas. La piel, algo ennegrecida, no tenía una sola arruga. Miré mis manos y me fui.

- ¡Qué viento de mierda!- fue lo primero que dijo al cuarto encuentro –A esta ciudad la arruinó el viento. Concluyó. No supe que decir. Que tiempo loco, vio. Me salió sin pensar.

- El tiempo no, nene, el viento. Esta ciudad tenía un destino grande, soñábamos con eso cuando se acabaron los malones. Cuando trajeron los trenes… me levantaba todos los días a las seis, trabajaba hasta las cinco de la tarde, fueron los mejores años... cuando se acabó lo de los trenes, construimos la ciudad, venían de todos lados… después me subí a un Mateo y ganaba para alimentar a la familia. Pero cuando trajeron los trenes, nene, ¡soñábamos a lo grande! y ahora esto, me entendés, somos apenas la ciudad del viento.
- Y... todo tiempo pasado fue mejor- dije para que sintiera que lo escuchaba.
- Pero no se termina nunca, el pasado digo, no se acaba ¿Cómo se pude vivir tantos años si todos los días son distintos?

Fue lo último que le escuché. Ya no volví.

Se llama Carlos, nació el 11 de abril de 1829, el primer habitante autóctono de la Fortaleza. Vio morir a sus padres, a sus hijos y a sus nietos. Entonces decidió alejarse de lo que fue su familia. Se para todos los días en la placita esperando encontrar una nueva rutina para sobrellevar la ausencia de su muerte.



(Fotos: Jimmy Chaban)

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09 abril, 2009

Muros

Ayer apareció en todos los medios "el muro de la discordia", o como lo definió el intendente de San Isidro, un "vallado de seguridad" para mantener a los chorros del otro lado y "proteger a la gente". Porque, claro, del otro lado, en San Fernando, no vive gente, no?.

Hay otros muros, un poco menos materiales, los muros de Facebook. "Me voy corriendo a ver, que escribe en mi pared, la tribu de mi calle" decía el Indio, pero resulta que las trbus ya no tienen calle, tienen fotolog, y no tienen paredes donde grafitear, tienen muros virtuales donde explotan al máximo su individualidad.

Allá por el 2006, cuando el intendente Lópes aún hacía de las suyas, Marcelo Díaz escribió para el número inaugural de Ría Revuelta el texto Cercos & Puentes; por ese entonces también proliferaban los muros.




Cercos & Puentes, Marcelo Díaz


Recuerdo que en el 90, en un pub de calle Rondeau, un cantautor local de tipo naïve despachó un tema extremadamente optimista sobre la caída del muro de Berlín. Decía algo así como “ahora el mundo estará unido” y pedía palmas que lo acompañasen. Recuerdo que el tema me pareció bastante pelotudo (no hice palmas, ante la mirada reprobatoria de algunos concurrentes) y recuerdo también que Paul Virilio, en una entrevista en el 90, decía algo así como “la caída del muro de Berlín es el inicio de un escenario de guerras locales, y de la multiplicación de los muros”. Hoy es fácil darle la razón. Repasemos: el muro texano de Bush pretende impedir el paso de los mejicanos, el muro israelí pretende mantener lejos a los palestinos, los cercos de alambre de Ceuta y Melilla pretenden mantener a los africanos lejos de Europa. Siempre que se levanta un cerco es para impedir el paso de alguien. No hace tanto, no tan lejos, tuvimos la zanja de Alsina, que pretendía frenar a los indios. Después se pensó que era más práctico exterminarlos. Y es lo que se hizo. Opciones.


Desde hace años los vecinos del Bulevar Juan B. Justo piden la construcción de un puente sobre la playa ferroviaria que les permita cruzar a White de manera segura. Como el pedido nunca se concreta, los vecinos cruzan por las vías y entonces los accidentes se suceden con una frecuencia que espanta. A comienzos de año, la Sociedad de Fomento de Palihue recibió un subsidio municipal de $30.000 (lo entregó el Dr Lópes, días antes de entregar el gobierno) para la construcción de un cerco tras las vías, desde el Club de Golf hasta la entrada por Casanova, aduciendo nebulosas cuestiones de seguridad. Se dice que lo que les molestaba a los fomentistas de Palihue eran las hordas incivilizadas de estudiantes universitarios que interrumpían la verde calma del sector cuando lo cruzaban caminando rumbo a clase. Ahora ya no pasa, ahora el alambrado impide que pase nada.


También ahora, cuando se habla de cultura en Bahía Blanca nos invade la sensación de que no pasa nada. Los cercos proliferan, aunque no siempre sean tan visibles como el de Palihue. Proliferan las cabezas alambradas, por las que no pasa nada. Tal vez sea también por eso que los últimos intentos por establecer un debate público acerca del estado actual de la cultura en la ciudad han fracasado. No es posible crear desde cabezas que se cierran. Las cabezas alambradas están lejos de alcanzar una disposición poética, que definiríamos, más o menos, como la voluntad por acercar elementos distantes o aparentemente incomunicados. Hacer puente.


Yo creo que el alambrado de Palihue probablemente sea uno de los hechos culturales más relevantes del 2006 en Bahía Blanca. Porque ¿no es acaso una muestra clara de la cultura de una ciudad el no poder levantar un puente en años y sí un cerco de un día para el otro? Nos queda escuchar el himno a Bahía Blanca e intentar reemplazar “se presiente tu gloria mundial” por “la casa se reserva el derecho de admisión y permanencia”, a ver si eso nos hace justicia.

06 abril, 2009


IDA y VUELTA



Seguimos respondiendo a todos los e-mails que nos envían los seguidores de Ría Revuelta desde distintos rincones del continente americano.
Y no sólo eso, hemos decidido ir mas allá y publicar aquellos que nos resultaron bien piteros.

Hola. Mi nombre es Tymothy Michellsson y tengo 14 años. Soy del Norte de Michigan ( EEUU) y se escribir textos en español ( siempre y cuando no sean muy complicados Jauk jauk jauk!).
Les quiero contar algo muy curioso, algo interesante.
Cada mañana luego de despertar, me desnudo y me froto contra las paredes de mi habitación; esto sucede durante 40 minutos aproximadamente. Luego, me pongo una capa como la que usaba "Mr. Maletinni" en la serie "Los super Vendedores" ( "The Marvellous salers") y me pongo a repartir fotos de topos y jirafas a todos los vecinos y vecinas que pasan caminando frente a mi casa; esto lo celebro durante unos 50 minutos. Luego voy al colegio y hago una vida totalmente normal. No es un comportamiento realmente extraño? . Bueno, supongo que eso es lo que me hace especial.

Saludos mis amigos del Sur.
Tymothy Michellsson

Querido Timothy:

- No te preocupes por nada. Hay jóvenes mayores que tu que se pasean desnudos por su casa con cubre pezones en forma de pompón y un calcetín de Felpa cubriéndoles la bara.
Realmente unos marmotas con mucha imaginacion.
Un gran Abrazo Timothy. Metele nomas!
PD: ¿Quién carajo es el Mr. Malettini ese? nos has dejado mas intrigados que enano con Mapamundi.

"Pervertomy"

TengolosJalapeñosenunbidon@hotmail.com (Puerto Quevedo-COLOMBIA)

Hola!

Les escribo desde un pequeño pueblito colombiano llamado puerto Quevedo. Tengo 12 años y me llamo Anai del Juramento du perrete. La pregunta que quiero hacerles es la siguiente: Qué es eso de que los chicos allí en Buenos Aires fuman "pato"?. Es algo así como una droga, verdad?.
Espero la respuesta!

Saludos para todos!

- Querida Anai:
Lo que quisiste decir es "paco" y no "pato"...y no te hagas la solapuda porque alla en Colombia tienen mas merca que Dios.
Saludos para ti también.











Bueno, eso fue todo.Espero que les resulte provechoso, "Mandar al muere al Gilberto me parece indecoroso"....

El señor Ruiz

05 abril, 2009

Ciudadano ilustre


Fue hace mucho. Bajé del colectivo con los bolsos encarnados en las palmas de mis manos. Me ofrecieron un remís y me negué.

Entré a la galería, al pasillo inmenso de Retiro. Bajé el equipaje al piso, pero no lo solté. Contemplé para adelante, para la izquierda y para la derecha.

"Cuanta gente que viaja. Cuanta gente va y viene. Cuantos desconocidos juntos", pensé.


Tres gopecitos casi imperceptibles en mi hombro derecho me sorprendieron.

El era alto, medio desprolijo, con cara de escuchar reggae. Parecía buen tipo.

"Perdooooname, teeengo que cooomprar un pasaje aaa Córdoba que me sale 95 pesos y tengo 91 ¿no me preeeeestás cuaaatro?", dijo estirando las vocales de la mayoría de las palabras. Era Cordobés, estaba clarito.


Siempre que me piden guita siento un rechazo inmediato, pero esta vez no. Saqué la billetera y le di dos papeles de dos. Los celestes.

"Muchaaas gracias. Le voy a deeeecir a Schiaretti (gobernador de su provincia) que te deeeclare ciudadano iiilustre", me dijo.


Nunca supe su nombre. El tampoco el mío. Pero hubiera pagado el doble si sabía que me iba a tirar esa frase.

Sonreí.

04 abril, 2009

Un breve viaje en el tiempo - Epílogo

Misteriosa Bahía Blanca XI - Leer primera parte - segunda parte

Hace mucho tiempo que trabajo con gente que todavía no nació. Ya casi no hablo. La ciudad cambió mucho, pero la carnicería sigue abierta. Me dedico a la elaboración de chorizos puro cerdo. La proporción es: ocho kilos de carne y dos de tocino. Los muelo con la máquina y los mezclo en un recipiente grande. Hay que condimentar bien, son los chorizos más ricos de la ciudad. Sal, pimienta negra molida, ají molido, nuez moscada molida, semillas de hinojo y una cabeza de ajo. Se le echa un vaso de vino blanco caliente, se escurre, se amasa y a enfriarse un día. Mando diez kilos a la cámara y sacó diez que dejé ayer. Limpio bien la tripa y la relleno con un embudo. Acá no escatiman, los hacen gorditos, después los ato de unos catorce centímetros. Al terminar el día cuelgo veinte kilos de chorizos de los ganchos. Afuera ya es de noche y los chorizos que hice quedarán iluminados. Cuando puedo, me escondo entre las medias reces. Cuando no, me siento en la vereda y me paso la noche esperando que se abra la puerta.
(Foto: Jimmy Chaban)

Leer Misteriosa Bahía Blanca I, II, III, IV, V, VI, VII y VIII

02 abril, 2009

La supervivencia del peludo


En Los Pichiciegos de Fogwill no hay épica de guerra, están las Malvinas. La historia heroica se transforma en una historia material. Un grupo de desertores queriendo sobrevivir. Ni más, ni menos.

Los pichis son tipos que se esconden bajo tierra e intercambian mercancías por información con los ingleses, para no morir bajo una bandera que los mandó a morir. Como plantea Beatriz Sarlo, mientras en el continente se buscaba la unidad del pueblo detrás de la ocupación, en las islas los soldados pichis se enfrentaban a la muerte sin saber muy bien por qué. La guerra juntó a jóvenes de todas las provincias en una cueva, pero les borró la identidad nacional.

Fogwill no intenta desnudar el sin sentido de la guerra. Sino crear una ficción que muestre una verdad de la guerra. A los pichis no les interesa hablar de política, sólo quieren sobrevivir un día más en la isla.

"En la novela de Fogwill, la guerra de Malvinas es traducida a los saberes necesarias para la supervivencia: las astucias para negociar en un mercado casi inverosímil donde se intercambian acciones de espionaje o intervenciones bélicas por pilas para linternas, cigarrillos y raciones." (Sarlo)

Fragmento del capítulo 2 de Los Pichiciengos

Fumaban quietos. Seguían las explosiones, las vibraciones. A veces se oía una explosión y no vibraba. Otras veces vibraba y nada más, sin escucharse ruido.

¡Qué hambre!

— ¡Qué hambre! —dijo uno.
— ¡Con qué ganas me comería un pichi ciego! — dijo el santiagueño.


Y a todos les, produjo risa parque nada sabía qué era un pichi ciego.


—¿Qué...? ¿Nunca comieron pichiciegos...? —averiguaba el santiagueño.

—Allí —preguntaba a todos— ¿No comen pichiciegos?

Había porteños, formoseños, bahienses, sanjuaninos: nadie había oído hablar del pichiciego. El santiagueño les contó: el pichi es un bicho que vive abajo de la tierra. Hace cuevas. Tiene cáscara dura —una caparazón— y no ve. Anda de noche. Vos lo agarrás, lo das vuelta, y nunca sabe enderezarse, se queda pataleando panza arriba. ¡Es rico, más rico que la vizcachal

—¿Cómo de grande?

—Así —dijo el santiagueño, pero nadie veía. Debió explicar: como una vizcacha, hay más chicos, hay más grandes. ¡Crecen con la edad¡ La carne es rica, más rica que la vizcacha, es blanca. Como el pavo de blanca.

—Es la mulita —cantó alguien.

—El peludo —dijo otro, un bahiense.


— "El Peludo" le decían a Yrigoyen —dijo Viterbo, que tenía padre radical.

—¿Quién fue Yrigoyen? —preguntó otro.

01 abril, 2009

El abecedario de Gepetto

Ayer por la mañana, me fui a comprar el pan en mi pequeña bicicleta cross. Al llegar al almacén veo junto al mostrador a un perro dálmata que repetía la palabra "inspector". También hay dos bellas muchachas, una de ellas muy peluda y la otra muy drogada. Es mi turno en la fila! Ahora podre pedir el pancito!!! Pero... algo llama poderosamente mi atención. En un estante destinado a juegos, entretenimientos y artículos de librería, veo esta cajita de tono crema. Parece ser algo así como un juego de mesa...
_" Mmmh... Señor almacenero... ¿Qué es esa cajita color crema?" Pregunto realmente intrigado.
_"Mi pequeño amigo!... ¿De veras no sabes qué es eso? es... 'El Abecedario de Gepetto'."
_"¿Es un juego de mesa?" La intriga ya era insoportable.
_"Nada de eso muchacho... es algo mucho mejor". Contestó aumentando el misterio.
_"¿Qué es?"
_"Para saberlo tendrás que comprarlo. Una vez hayas abierto la caja, comprobaras su utilidad."
Luego de enterarme del elevadísimo precio de la misteriosa caja color crema, me puse a revolver mis bolsillos. En el derecho encontre un "Giaiyou" roto y en el izquierdo un pedazo de maní con mermelada.Nada de plata.
_" Le pago con mi bici". Dije con decisión, al viejo picarón (Boing!!!!)
_"No te precipites muchacho...Debemos llegar a un acuerdo"...
_" No me voy sin la caja!!!". Exploto.
Arrojo mi pequeña bicicletita cross por encima del mostrador y esta da de lleno en el rostro del Almacenero. Aprovecho para tomar la caja y salir corriendo. Llego a mi casa. Subo la escalera y me encierro en la pieza. Veo por vez primera la imagen de la tapa: un terrible Gepetto con cara de revelar la verdad y el sentido de todas las cosas.
Abro la caja!!!!... No había nada!... excepto un papel con una imagen y una leyenda...
Como la que podrán ver a continuación:



"SOY GEPETTO,
TRAPEAME EL PETTO"


Que estafa!